![Netflix | The Vegan Review](https://static.wixstatic.com/media/e7a2c0_97cbb3053a57463d86374b5b8bb70ea1~mv2.png/v1/fill/w_980,h_653,al_c,q_90,usm_0.66_1.00_0.01,enc_auto/e7a2c0_97cbb3053a57463d86374b5b8bb70ea1~mv2.png)
Supongo que cuando empezamos a hablar de documentales, pueden pasar dos cosas: que sea una zona inhabitada por cierta parte de la audiencia o atendida por otros muchos; con lo cual, el tema en cuestión para este artículo puede pasar a ser indiferente.
Solo se trata de una suposición. ¿Por mi parte en relación a mi posición sobre el conocimiento de la industria documental? Estoy en un balance divertido. Divertido porque no tengo absolutamente ningún conocimiento hasta el momento de entrar de lleno en una obsesión por el género. Por eso estoy aquí. Porque ha ocurrido justo eso.
Seguiré un orden, como es debido. Eso no quiere dar a entender que tal orden ponga por encima un título sobre otro – ya haré menciones puntuales sobre ciertas opiniones en cuanto al documental comentado en cada momento.
Son documentales que no verás más de una vez. A no ser que… siempre hay de esos. Yo me incluyo. Son documentales que no te puedes perder. Porque quitan el sueño. Porque no te los puedes sacar de la cabeza. Porque son cautivadores.
Porque nos hablan de temas necesarios – algunos que incluso continúan teniendo problemas por salir al público – por medio de historias que siguen una intención más allá de sonsacar ese logrado rato de entretenimiento.
1. Don’t Fuck With Cats – serie de tres episodios
Una investigación de tortura, secuestro y asesinato de repercusión internacional desde el ordenador de casa. Puede ser este el resumen idóneo para tal serie documental que está bajo el nombre de Mark Lewis.
El título viene por como inicia esta historia. Un vídeo donde un chico aparece torturando a unos gatitos se vuelve viral y los usuarios de internet se lanzan a la búsqueda de información para averiguar la identidad de este sospechoso. Y la cosa va a más. “Era una especie de apertura, su intención era explotar la ira de Internet, romper esa regla de oro. Así que el título siempre fue importante para nosotros,” dice Lewis sobre la serie de Netflix basada en eventos reales.
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Hay dos cosas que Don’t Fuck With Cats hace muy bien: establecer un balance entre la cantidad de información del caso y el entretenimiento generado para mantener al público sin pestañear. Hay incluso comedia de por medio. Sumado está el suspense, el misterio y – sí – en ocasiones hasta terror.
No se trata de encontrar evidencia por un vídeo terrorífico subido a internet. Don’t Fuck With Cats es la historia de un asesino en serie que va evolucionando. Una historia, además, que tuvo lugar en el año 2012 y que, por alguna razón, no llegó a desplegarse mundialmente.
La mini serie de Netflix estuvo entre las cinco más vistas del 2019, año de su estreno.
2. El Dilema Social – película documental
“Los peligros de la tecnología en la sociedad” es un resumen amable, hasta engañoso, si hablamos de esta película documental. Como breve adelanto de mi experiencia después de verlo adjunto descripción: yo mirando mi teléfono sobre la mesa, planteándome seriamente como continuar viviendo en este mundo del internet. Lo máximo que pude hacer fue desactivar todas las notificaciones.
Que las redes sociales son adictivas ya lo sabíamos. Que las propias cabezas detrás de estas redes sociales nos alerten sobre la manipulación tecnológica para crear adicción en los usuarios añade un poco más de drama al asunto.
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“La forma de verlo es pensar en 2.500 millones de shows de Truman.” Quizá escuchar estas palabras intercaladas entre las tres narrativas que presenta el documental permite algo de reflexión. Roger McNamee, un inversor de Facebook continúa, “Cada persona tiene su propia realidad con sus propios datos. Con el tiempo tienes la falsa sensación de que todo el mundo está de acuerdo contigo porque todo el mundo en tu feed de noticias suena igual que tú. Una vez que estás en ese estado, resulta que eres fácilmente manipulable".
A pesar de ciertas críticas especulando una exageración presuntuosa del tema, El dilema social se compone de una estructura ficticia y otra no-ficticia.
Las entrevistas con trabajadores de Facebook, Twitter, Pinterest e Instagram van en línea con una parte algo más cinemática; con una familia que vive bajo estas adicciones comentadas durante toda la película. Skyler Gisondo (Vacaciones, Santa Clarita Diet) pone cara a un adolescente radicalizado por las recomendaciones de su feed de Youtube.
La manipulación de los medios, la dificultad para distinguir lo que es real de lo que no, la influencia de los contenidos en las redes o el diseño de los algoritmos para generar adicción forman parte del bloque de temas a tratar en esta película documental de Netflix.
3. Jeffrey Epstein: asquerosamente rico – serie documental
Es indignante. Disculpad. “Es indignante.” Esto dice The Guardian. Supongo que sobre los propios acontecimientos tratados en el documental. O sobre el propio documental. Voy a pensar que es sobre lo primero. He querido reiterar bien ese punto de vista que comparto – refiriéndome al primero, por supuesto – con dicha revista. Porque es indignante. Ya van tres, pero es que es necesario.
Aparte de saber llevar bien los eventos en relación a los crímenes de Epstein, la serie de cuatro episodios intenta construir algo de suspense. No por averiguar si el millonario es culpable o no – suficientes evidencias hay – sino por desentramar la red de pedofilia alrededor de ese mundo elitista por el que se movía Epstein. ¿Fue un suicidio? ¿Fue un asesinato premeditado para silenciarle? Eso intenta resolver Lisa Bryant, directora de la serie.
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Es difícil de ver. Hay que parar de vez en cuando. Porque, sí, falta mucha información del caso, pero con lo presentado en pantalla, el impacto ya es grande. Nombres como Bill Clinton, Donald Trump, Kevin Spacey o el príncipe Andrew resuenan como posibles sospechosos involucrados en el tráfico sexual durante los años de vida de Jeffrey Epstein.
Son pocos episodios con mucho que almacenar y sobre lo que reflexionar. Hablan muchas de las chicas que sufrieron las injusticias. Enfadadas, rendidas, destrozadas. Fue complicado para ellas contar todo ante cámara. Bryant asegura que “algunas personas ni siquiera hablaron, decidieron que no iban a hablar nunca. Algunas ni lo han hecho con sus padres.”
Pero había que contar esta historia. “La gente tenía miedo de contar esta historia,” dice Joe Berlinger, uno de los productores ejecutivos. Y aún hay mucho que sigue en las sombras. Eso lo sabía Epstein. Eso lo sabe Bryant. Eso lo sabe el mundo entero.
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